domingo, 23 de septiembre de 2012

Por Bélgica, Bretaña, Normandía, Luxemburgo, Alemania y Holanda.


De vuelta de un, casi, tour de force por Bélgica, Normandía, Bretaña, Luxemburgo, Alemania y Holanda, veo que es la primera vez en muchos años que he disfrutado tanto un viaje. He conducido como posesa el auto alquilado por aquellas regiones, con una energía y unas ganas de caminar y aprehender todo cuanto he recorrido que me he quedado sorprendida de mis -ahora concluyo- ansias por vivir y recuperar el tiempo ¿perdido? mientras escribía la tesis. Tuve la certeza de haber olvidado lo que era tener contacto directo con el mundo exterior, o tal vez sea el hecho de haber salido de este país e ir a otros en los que se palpa el cosmopolitismo, la diversidad, la creatividad y libertad. Ya había olvidado lo que es saludar y que le respondan a uno con un saludo grato, amable, sin gruñir. Había olvidado lo que es paladear un buen vino, masticar unos ricos moules o mirar un atardecer en una tierra que no es la de uno. En aquellas latitudes la sonrisa está a flor de piel. O será que todo lo estoy viendo con el cristal de un trabajo largo al fin concluido.
Doy gracias a mi pais por haberme orillado a ser extranjera.

(Este es un post borrador relativo a mis vacaciones de verano, el cual no pude insertar en la fecha correspondiente)

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